De la dulce nostalgia que produce la visita al Museo del Licor de Destilerías Acha, con sus anuncios un tanto kitsch y hoy políticamente incorrectos, pasamos a la antesala del infierno, a la que se asemeja la planta de producción de Tubos Reunidos, en nuestra excursión a Amurrio el pasado día 24 de marzo. Es decir, una jornada de acusados contrastes. Porque ver un antiguo cartel en el que un niño anuncia el Licor Karpi, de graduación que a más de uno le costaría un disgusto en su ya lejana juventud, es algo a lo que no están acostumbrados los remilgados paladares actuales.
Tampoco es fácil acostumbrarse a ver cómo toneladas de palanquilla incandescente se convierten por el arte de magia que proporciona una tecnología ruidosamente infernal en cientos de metros de tubos de calibrado y fino acero. De todo ello y de la deliciosa comida con que nos obsequiaron los representantes de Tubos Reunidos en el precioso marco del Palacio de Anuncibai, en Llodio, puede verse algo en el vídeo que acompaña a esta líneas.
