La magnífica programación de nuestros amigos asturianos hizo que la jornada del pasado 23 de abril se cuente entre una de las más gratificantes de la ya dilatada historia de nuestro Grupo. Todo salió a la perfección, empezando por la climatología, cosa que es muy de agradecer dados los antecedentes y que íbamos nada menos que a Covadonga y a sus lagos. Pero en esta ocasión amaneció un día espléndido, que permitió por una vez desmentir la leyenda urbana que asegura que muchos asturianos han subido decenas de veces a los lagos y nunca los han visto.
En lo que dependía de nuestros amigos Álvarez, Cepeda, Cuesta, Esparta, García Carreño, García Falcó, González de los Santos, Mesa y Monje, las cosas no pudieron ir mejor. Ganamos indulgencias plenarias, contemplamos unos paisajes impresionantes, comimos opíparamente y, en esencia, disfrutamos de un auténtico jubileo de amistad.
Fue Policarpo Álvarez el que, con una sencilla y sincera alocución, glosó todo este torrente de emociones, momento que recoge la fotografía adjunta.
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